Fundación Islámica de Chile

 

La región de Nagorno Karabaj ha estado siendo noticia en la prensa internacional. Se trata de un territorio que le pertenece a Azerbaiyán y que ha estado ocupado ilegalmente por Armenia por casi tres décadas. Esta conclusión es porque la comunidad internacional, en pleno, y las normas y los organismos que rigen las Relaciones Internacionales, así lo establecen.

En estas líneas quisiera enfocarme sobre algunas observaciones del contexto actual, ya que sobre las cuestiones históricas hay una gran cantidad de escritos; además compartirán conmigo, uno de los interrogantes más demandantes en el presente puede ser sin dudas el intentar comprender los acontecimientos actuales.

A lo largo de tres décadas, el 20% del territorio de Azerbaiyán ha estado bajo la ocupación militar de Armenia. Los distintos gobiernos de Everán han apoyado la creación de un Estado que nadie, ni Armenia, ha reconocido como tal.

Omitiendo también detallar sobre el costo humanitario de esta guerra, que causó más de 30.000 muertos y el desplazamiento del 10% de la población azerbaiyana; el marco de negociaciones está determinado por el Grupo Minsk de la OCSE, co-presidido por la Federación Rusa, Francia y Estados Unidos.

Este grupo ad-hoc adoptó nueve puntos y se aferró a lo establecido por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. A través de cuatro resoluciones, se exige a Armenia la retirada de sus fuerzas militares los territorios ocupados; en forma “incondicional e inmediata”. Tanto de Nagorno Karabaj como de los otros siete distritos adyacentes que fueron también ocupados.

Desde principios de los noventa a la fecha, ambos países experimentaron procesos de crecimiento y desarrollo muy diferentes. Lo que ha llevado a que Azerbaiyán se convirtiera en la mayor economía regional, y Armenia, en la más pobre. Azerbaiyán pudo desarrollar estrategias de posicionamiento geopolítico regional; Armenia no pudo proyectar su política exterior con éxito en la región. Muchos de Uds. seguramente conocen de los gasoductos, del trazado de los mismos, de la importancia para los países europeos el recurso energético que representa Azerbaiyán como proveedor. La prosperidad estuvo del lado de Azerbaiyán, más que del lado de Armenia; y también eso en el plano militar.

A la par de este proceso, las negociaciones del Grupo Minsk no arrojaron resultados, pero ambas partes al menos coincidieron en sentar las bases de un acuerdo. Del lado de Bakú, el interés de cambiar el status-quo y recuperar el territorio ocupado; por el lado de Everan, el esfuerzo por sostenerlo.

Pero esto cambia con la llegada al poder del actual Primer Ministro de Armenia.

En el contexto de la llamada “revolución de terciopelo” en el año 2018, Nikol Pashinian se convierte en Primer Ministro tras la forzada dimisión de su predecesor Serh Sargsiáin.

Respaldado por las protestas sociales contra la corrupción, Pashinian llegó con la promesa de una “revolución económica “para Armenia. Pero tal expectativa se fue desvaneciendo y con la llegada de la pandemia la situación fue empeorando. Y en reacción, el líder del partido Yelk activó la “llave de la retórica nacionalista”.

En resultado, este año una de las bases de las negociaciones del Grupo Minsk fue anulada por la posición que tomó Pashinian. Visitó los territorios ocupados, se tomó fotos inspeccionando armamento y declaró “Nagorno Karabaj es Armenia”. Desde entonces, los periodistas europeos independientes le reprocharon en cada entrevista por esta actitud; del lado azerbaiyano también levantaron la queja. ¿Por qué? Porque les prometió a los separatistas que serían parte de las negociaciones. Algo que no está contemplado en el Grupo Minks ni en los mecanismos de diálogo; y que además, Pashinian no desconoce que así llevó a Armenia a una posición inconsistente desde el derecho internacional: la integridad territorial de un país no se puede modificar por la fuerza. La propuesta del Primer Ministro de Armenia, como él mismo sabía, fue rechazada en el seno del Grupo de Minsk.

En Julio de este año un incidente empezó a encender la chispa de una nueva escalada de violencia, el ataque al Tovuz; donde las fuerzas armadas de armenia lanzaron artillería contra la población civil en esta área residencial que está alejada de la región de Nagorno Karabaj.

Y este evento se conecta con lo ocurrido el 27 de septiembre, donde nuevamente otras áreas residenciales de Azerbaiyán como Terner y Horadiz sufren los impactos de la artillería de las fuerzas militares armenias.

Lo que siguió, lo venimos conociendo a través de las noticias. La tragedia de la guerra, las bajas en ambos bandos, el padecimiento de la población civil en diferentes ciudades de Azerbaiyán que fueron indiscriminadamente bombardeadas. Zonas residenciales alejadas de la línea de contacto, actos sobre los que la justicia penal internacional caerá sobre los responsables.

Esta beligerancia de los líderes armenios llevó a la guerra, a la destrucción de los estamentos logrados para las negociaciones.

La paz pudo llegar con la intervención de la Federación Rusa. Durante muchos años los observadores ha escrito sobre el respaldo de la Federación Rusa hacia Armenia, y en la práctica ahora no se sucede. Muchos se preguntarán, ¿por qué? La respuesta es porque todos los combates se suceden en territorio de Azerbaiyán. Nadie ha atacado a Armenia, Azerbaiyán ha expuesto que no existido nunca ningún objetivo militar en territorio armenio. La reciente agresión armenia llevó a Azerbaiyán a tener la necesidad de hacer uso de su derecho a defenderse, desde la legitimidad por reclamar y recuperar sus tierras ocupadas y en concordancia con el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas.

Y hoy somos testigos, el status-quo sostenido por los líderes armenios durante tres décadas, ahora se desvanece. La ocupación llegará a su fin y hacia el futuro, tenemos que hablar del desafío de la convivencia.

Por Dr. Shahriyar Nasirov

Docente universitario.

Refugiado azerbaiyano residente en Santiago de Chile.